¿Quién chingados la hace de cochi con libais contra mi voluntad, cabroncites?
La Nocturnetera presenta:
Dr. Rubencio Felisano
¡Bienvenides todes, querides colegues de la educación para gobernar como mamarracho de cantina! Hoy, en La Nocturnetera, les hablaré de un tema que seguramente les interesará, y es cómo dejar sin educación a webo. Pero antes, permítanme presentarme. Soy el Doctor en Pedología Rubencio Felisano de Matalos-Cayando, y como verán, mi apariencia verbal no me impide ser todo un experto en la materia.
Pero volviendo al tema principal, déjenme decirles que, al igual que Maléfica, yo también tengo un lado oscuro. Y ese lado oscuro se manifiesta cuando alguien se atreve a cuestionar la Ley que yo quiera. Hay quienes atentan, por ejemplo, nuestros queridos literatos del Youtube: La Chilindrina, El Chavo del Ocho, el Profesor Jirafales, La Popis y Doña Florinda y últimamente la querida abuela Coco, conocida cariñosamente como La Gilbertona.
Porque, ¿quién se atreve a cuestionar la sabiduría de Chespirito o el carisma de mamita coca? ¡Ni siquiera el burro de Shrek se atrevería a hacer algo así! Y es que estos personajes son parte de nuestra cultura popular, y como tal, deben ser respetados y venerados y para eso quiero reformar todo lo que huela a educación porque nadie educa mejor que yo que ahora soy gobernador y antes fui cola de león y andaba de huele pedos. Para eso soy el chingón, ahora. Me valen tres pepinos y sus 80 hectáreas de queso gruyer.
Así que, querides colegues, les advierto que si alguno de ustedes se atreve a oponerse a cualquier pinche ley que se me hinche un huevo y ya ven que los tengo muy grandes, se enfrentará a mi lado oscuro. Y créanme, no es algo que quieran experimentar. Porque al igual que la abuela de la Chilindrina, tengo mi propia chancla, y no dudaré en usarla si es necesario.
En resumen, amigues de la educación y el buen gobierno de a webo, dejar sin educación es fácil si sabemos cómo hacerlo. Y en este caso, la clave está en venerar a nuestros íconos culturales y respetar las leyes que los protegen: la mia. Así que, ya saben, no se metan con Chespirito y sus personajes, o se encontrarán con mi lado oscuro. ¡Gracias por su atención, y que viva La Chilindrina y El Picón con chocolate de la Panamá!