La codicia es una enfermedad mortal en Sinaloa

La codicia es una enfermedad mortal en Sinaloa

Ernesto Alonso López

La codicia es la plaga más mortal que ha afectado al ser humano desde tiempos inmemoriales. Es una enfermedad que corrompe al ser humano en todos sus aspectos, desde lo más profundo de su alma hasta sus acciones más superficiales. La codicia nos hace perder el sentido de la justicia y la empatía, nos lleva a traicionar a los demás y a nosotros mismos con tal de obtener beneficios egoístas.

La codicia no respeta fronteras ni límites, se extiende como un virus y contamina todo lo que toca. Nos hace perseguir el dinero, el poder y la fama, sin importar el daño que causamos a nuestro entorno y a las personas que nos rodean. La codicia nos hace perder la sensibilidad y la capacidad de disfrutar las cosas más simples de la vida, como el amor, la amistad y la alegría.

La codicia es el enemigo más peligroso de la humanidad, porque nos hace olvidar que somos seres sociales y que necesitamos de los demás para sobrevivir y prosperar. La codicia nos divide y nos enfrenta, nos hace ver al otro como un enemigo a vencer y no como un compañero de vida. La codicia nos lleva al abismo, al vacío emocional y al desprecio por todo lo que no sea dinero y poder.

La codicia es una enfermedad mortal que debemos combatir con todas nuestras fuerzas. Debemos recuperar la sensibilidad y la empatía hacia los demás, y entender que la felicidad no está en acumular bienes materiales sino en compartir momentos valiosos con las personas que amamos. Debemos construir una sociedad más justa y solidaria, donde la codicia no tenga cabida y el amor sea la fuerza que nos guíe en el camino hacia la felicidad de los sinaloenses.

PLAN MACABRO: CRIMINALIZAR Y MATAR A LOS POBRES

PLAN MACABRO: CRIMINALIZAR Y MATAR A LOS POBRES

Por Ernesto Alonso López

El genocidio silencioso: cómo los gobiernos criminalizan y matan a los pobres. La condena es una muerte lenta y dolorosa.

Es una vergüenza que, en pleno siglo XXI, todavía existan gobiernos que criminalizan a los pobres y a la pobreza en lugar de abordar las causas fundamentales de la desigualdad y la injusticia social. En lugar de proporcionar recursos y oportunidades para que los ciudadanos puedan salir de la pobreza, los gobiernos eligen criminalizar a los pobres y encarcelarlos en lugar de ayudarlos a vivir una vida digna y respetuosa de los derechos humanos.

Estos gobiernos le dan una patada a los pobres mientras están abajo, quitándoles lo poco que tienen y convirtiéndolos en chivos expiatorios para distraer a la población de la corrupción y la ineptitud de sus líderes. La política económica neoliberal, que favorece a los ricos y margina a los pobres, es la principal causa de esta criminalización. Es hora de que los ciudadanos se levanten y exijan justicia y equidad para todos, no sólo para los más ricos y poderosos, porque la oligarquías en Sinaloa siguen existiendo y permanecen intocadas.

Los demonios que gobiernan nuestro pueblo

La clase de seres que gobiernan a nuestro pueblo son despiadados y crueles. Se disfrazan de líderes y defensores de los derechos humanos, pero en realidad son demonios que trabajan para su propia ganancia y beneficio. Son los responsables de crear y mantener un sistema político y económico injusto que deja a la mayoría de los ciudadanos en la pobreza y la desesperación.

Estos demonios se burlan de las necesidades y preocupaciones de las personas que gobiernan, negándoles la oportunidad de una vida decente y justa. No les importa que los ciudadanos se mueran de hambre o que se vean obligados a cometer actos desesperados para sobrevivir. Son los mismos demonios que tienen acceso a la atención médica, la educación y los lujos que la mayoría de los ciudadanos solo pueden soñar.

Estos demonios se regocijan en la miseria y la desesperación de los ciudadanos que gobiernan. Les gusta verlos sufrir y luchar por su vida. Han creado un sistema en el que los derechos humanos son un chiste de humor negro, y solo los más fuertes y poderosos tienen una oportunidad de sobrevivir.

Los ciudadanos están atrapados en un falso bucle mortal, en el que su supuesta única opción es matar o suicidarse, antes de enfrentar la locura de una vida gobernada por demonios. Por supuesto todo esto es llevado a ese nivel para que los recursos se puedan administrar mejor por el grupo de Miserables que detentan el poder y ya perdieron hace mucho tiempo los escrúpulos.

La única forma de liberarse de estos SATRAPAS es unirse y luchar por un cambio real y significativo en nuestro sistema político y económico. Debemos rechazar su agenda y exigir justicia y equidad para todos los ciudadanos, no solo para unos pocos privilegiados.

Asesinato de niñas y niños: el reflujo de la corrupción en Sinaloa

Asesinato de niñas y niños: el reflujo de la corrupción en Sinaloa

Por Ernesto Alonso Lopez

El asesinato de niñas y niños, jovencitas y jovencitos, los crímenes contra mujeres, la violación, el suicidio, la violencia machista, el aumento de la prostitución, el alza de drogadicción a sustancias cada vez más terribles en sus efectos, son parte de la descomposición social en Sinaloa; esto es alarmante y es un reflujo, más que reflejo, de la inmoralidad viciosa del libertinaje por el culto a lo más oscuro de la muerte de una sociedad sumida en la CORRUPCION, aceptado, prohijado, promovido, tolerado, comido atascadamente, vomitado y vuelto a saborear por una sociedad acostumbrada al sin futuro, desorganizada, que espera a un Dios y jamás llegará.

La normalizada violencia, la pobreza aceptada y la falta de oportunidades para quienes no se dedican al narcotrafico y no se permiten dar el salto para convertirse en uno más de los llamados «EMPRESARIOS de ALTO RIESGO» y tampoco quieren ser parte de la cadena de distribución o suministro por temor a perder sus vidas, son moneda corriente en esta virulenta e impetuosa región al noroeste de México.

Pero, ¿quiénes son los responsables de esta situación? ¿Por qué no se hace algo para detener esta espiral de degradación social y gubernamental?

La respuesta es simple: la corrupción. Los gobiernos locales y estatales, así como los representantes del gobierno federal, están más preocupados por sus propios intereses que por el bienestar de los sinaloenses. Viven metidos en reyertas personales, observando moros con tranchetes y destruyendo al prójimo en aras de sostener sus privilegios que fueron conseguidos de forma ilegal, también, aunque digan que son legítimos. Mienten como respiran dice el periodista Joaquín López Dóriga.

En Sinaloa, la corrupción está presente en todos los ámbitos: desde los trabajadores de la basura que no recogen tu basura si no les das su propina a pesar de que es su trabajo y que ya reciben un sueldo por ello, pasando por la policía mordelona, o los jefes de los periodistas que se prestan al departamento de corte y confección para según la línea editorial atacar o alabar al funcionario que les convenga aparentando ser adalides de la libertad de expresión, hasta las altas esferas del poder. La impunidad es la norma, y los responsables de hacer cumplir la ley son los primeros en violarla.

La carestía y el alza de precios indiscriminada son solo la punta del iceberg. La situación económica en Sinaloa es precaria, con una gran brecha entre ricos y pobres. La falta de empleo y de oportunidades de educación y formación son la norma para muchos jóvenes en la región. El resultado es una generación desencantada y sin esperanza de futuro.

Pero lo peor de todo es la simulación de democracia. Las elecciones en Sinaloa están lejos de ser justas y transparentes. El fraude electoral es común, y los partidos políticos son controlados por las élites económicas y políticas. La sociedad no tiene voz ni voto en las decisiones que afectan su vida diaria.

En resumen, la descomposición social en Sinaloa es el resultado de la corrupción y la falta de responsabilidad de los gobiernos. Es hora de que las autoridades tomen medidas serias para detener esta espiral de violencia y pobreza. Los ciudadanos deben ser escuchados y deben tener un papel activo en la construcción de un futuro más justo y equitativo para todos. La democracia real debe ser una prioridad, y los derechos de la sociedad deben ser respetados y protegidos. Sólo así se podrá construir un futuro mejor para todos en Sinaloa. ¿Nada más? Sí, nada más y nada menos. Es simple. Es fácil la respuesta. El primer mandatario NO DARÁ ESE PASO Y TAMPOCO LOS DEMÁS.